Según Daniel Goleman (1947) el Liderazgo Personal (LP) “es el perfeccionamiento de la Auto-Consciencia (AC), el manejo de las emociones (ME) y la conexión emocional (CE), para correr riesgos y hacer lo necesario para impulsar el desempeño”.
Sin embargo, es notable que durante nuestro desarrollo personal, educativo y profesional son precisamente las emociones las que son menos valoradas por nuestros líderes naturales (padres, docentes y jefes). No resulta sorprendente que cuando alguien nos pregunta cómo nos sentimos la respuesta automática sea “bien”, “más o menos”, “fino” ó el típico “ahí”. Las anteriores no denotan la descripción de sentimientos, sentir o de emocionalidad. Es una manera “socialmente aceptada”, solo eso. No digo que un papá o mamá no haga caso cuando su hija llora, solo que la reacción automática ante el llanto es pedirle a la niña(o) que deje de hacerlo “porque estamos en la calle”. Cuando lo más importante es escucharla y preguntarle cómo se siente, que fue aquello que la afectó y ayudarla a que reconozca aquello que ella juzga como malo o dañino. Y poco a poco va a reconocer su emocionalidad y actuará en consecuencia y no solo cómo sus padres, docentes y jefes le digan.
Existe un acuerdo social donde todos debemos comportarnos de cierta forma en determinados momentos y el no hacerlo es, de hecho, considerado una falta y una ofensa para con otros. No obstante, el manejo de emociones es considerado como el “no actuar” de cierta forma y en ciertos lugares, tan simplista como el “Controla tus emociones”. Hacer solo eso nos convierte en bombas de tiempo, es decir acatamos tanto lo “socialmente aceptado” que no escuchamos nuestra emocionalidad, no la reconocemos y no la trabajamos, haciendo que en el momento menos pensado explotemos. El jefe que le da un golpe a la mesa, la mujer que comienza a romper cosas o el adolescente se ahoga en llanto. El problema no es la emoción en sí, es quienes somos nosotros cuando habitamos una emoción particular. La gestión de emociones tiene que ver con el tiempo en que habitamos una emoción, quizá no podemos controlar el motivo que me dispara la rabia pero si podemos decidir cuánto tiempo vamos a permanecer molestos.
Ahora bien si no somos auto-conscientes de nuestras emociones y si solo “controlamos las emociones” porque de no hacerlo estoy en problemas, va a resultar en exceso difícil que nos conectemos emocionalmente con otros, que podamos leer su corporalidad y emocionalidad, que podamos intervenir de forma adecuada para apoyarle en un episodio particular y no solo quedarnos atónitos y perplejos cuando alguien colapsa.
Desde el coaching ontológico la auto observación implica fluir con nuestra propia emocionalidad, permitirnos reconocerlas y determinar cómo nos afecta (AC) al tiempo que nos conectamos con ella y habitamos esa emoción con todo nuestro ser, aceptándola y haciéndonos cargo de ella para no afectar a otros (ME), al hacer eso con frecuencia y disciplina nos es más sencillo conectarnos con otros, leer sus cuerpos y su emocionalidad (CE).
Garantiza el éxito de tu Liderazgo Personal:
- Se consciente de tus emociones: Siéntelas, vívelas, determina que le sucede a tu cuerpo.
- Gestiona tus emociones: No permitas que las emociones se apoderen de ti, se tú quién decide cuánto tiempo vas a permanecer en ella.
- Desarrolla tu capacidad de Auto-Motivación: Las emociones nos mueven, son predisposiciones para la acción, en consecuencia debes desarrollar tu capacidad de entusiasmarte diariamente con lo que tienes que hacer.
- Conéctate con la emocionalidad otros: muestra un genuino interés por los demás, conéctate desde el corazón, establece contacto visual, recuerda que los ojos son la ventana del alma.
- Fortalece tus relaciones: nuestras relaciones son nuestras conversaciones, si no eres capaz de conversar desde el corazón todo lo que te causa dolor e infelicidad difícilmente podrás mantener relaciones profundas y duraderas.